Samsung continúa dando muestras de su decadencia, esta vez con
el lanzamiento de sus tablets de la serie A, Samsung Galaxy Tab A y Samsung
Galaxy Tab A Plus. Estos dispositivos de gama media-baja dejan mucho
que desear en cuanto a sus especificaciones y salen al mercado con una clara
desventaja frente a sus competidores, que cada vez se encuentran más finos. La
firma coreana parece condenarse a su caída, el lanzamiento de su buque insignia
Samsung
Galaxy S6 no ha dejado buenas sensaciones y el resto de los productos
siguen una línea destinada al fracaso.
Los
nuevos modelos de tablets de Samsung ya son un hecho, quedan
atrás meses de rumores, a través de los cuales ya se podía prever lo que iban a
suponer estos dispositivos. De las pocas características positivas que dejan
hay que destacar su diseño atractivo y el escaso grosor, 7,4 milímetros que le
suman puntos a favor. El problema viene cuando profundizamos en el resto de
especificaciones, que no cumplen las expectativas. Con acabados de aluminio,
ambas contarán con un hardware muy similar. Una pantalla de 8 pulgadas para la
versión normal y 9,7 pulgadas para la versión plus, donde la resolución es de
1024x768 píxeles, una absoluta decepción ya que la mayoría de sus competidores
cuentan con una resolución FullHD como es el caso de la Mi Pad de Xiaomi. El
procesador es un Qualcomm Snapdragon 410 de cuatro núcleos ARM Cortex A-53 a 1,2
GHz, bastante deficiente para una tablet, cuenta con una memoria RAM de 2 GB,
un almacenamiento interno de 16 GB ampliables a 32 GB con microSD. Las cámaras
no han sido muy trabajadas, una trasera de 5 Mpíxeles y una frontal de 2
Mpíxeles, nada especial. En cuanto al sistema operativo nos encontramos con Android
5.0 Lollipop. Las baterías son de 4.200 mAh para el modelo A y de 6.000
mAh para el Plus, además de una conectividad LTE y Wi-Fi. El precio se
sitúa en torno a los 300 euros, bastante caro para las especificaciones que nos
ofrece.
En
AndroDino
veníamos anunciando la caída de Samsung desde hace tiempo, la
compañía de Seúl cada vez hace productos menos atractivos no tanto debido a un
aspecto de calidad, que también, sino que se debe a los precios tan altos que
pone a sus artículos, que no cuajan con la calidad. A esto hay que añadir que
competidores directos como Xiaomi o HTC ofrecen servicios
iguales o mejores por unos precios más asequibles. La caída ha comenzado y
parece que sin frenos.
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